Escucharlo de su boca de tan cerca,
escucharlo yo perpleja después de tanta cosa muda.
con la misma intensidad que se podría decir “te quiero”.
Foto: Majo (otra vez)
Resignación
La enorme costra del silencio
que jamás cae ni cicatriza.
La espesa capa del olvido
que tiembla apenas
con un zarpazo del viento.
El velo negro del hartazgo
que ondea lento,
con un suspiro.
El denso tedio cotidiano
que desenreda
su largo ovillo.
Cómo arrancarlos despacio,
sin sangre, sin miedo,
cómo arrojarlos al aire,
pisotearlos, morderlos,
cómo cortarlos de cuajo
matarles
el tiempo,
cómo negarlos,
no verlos,
deshacerme
de ellos.
Muy bueno, me ha encantado
ResponderEliminar